El número de miembros de los BRICS se duplicará con creces:
A finales de agosto se anunció que, a partir de 2024, los BRICS -una agrupación política que actualmente integra a Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica- admitirán a seis nuevos miembros: Irán, Arabia Saudí, Egipto, Argentina, Emiratos Árabes Unidos y Etiopía. Los once países juntos representan alrededor del 45% de la población del planeta, más del 40% de la producción mundial de petróleo y aproximadamente un tercio del PIB mundial. En nuestro horizonte de previsión hasta 2027, es probable que la tasa media de crecimiento económico de los BRICS se sitúe notablemente por encima de la media mundial. Dicho esto, el PIB del G7 sigue siendo sustancialmente mayor a precios de mercado, y debería seguir siéndolo a medio plazo.
¿Cuál es el resultado económico?
De momento, no mucho. La principal institución económica del grupo, el Nuevo Banco de Desarrollo (NBD), sigue siendo minúscula en comparación con otros prestamistas multilaterales. El Banco ha financiado proyectos por valor de unos 33.000 millones de dólares desde 2015; en cambio, el Banco Mundial por sí solo comprometió unos 50.000 millones de dólares cada año durante el mismo periodo. Faltan otras estructuras económicas globales, y un acuerdo comercial de los BRICS parece difícil de concebir dadas las enormes diferencias en las fases de desarrollo y las prioridades políticas de sus miembros. Las disputas geopolíticas internas podrían complicar aún más el acercamiento económico entre los miembros: Egipto y Etiopía están enfrentados por una presa en el río Nilo, las relaciones entre Irán y sus vecinos del Golfo siguen siendo tensas, y hay tensiones entre India y China por el Himalaya que comparten.
El futuro:
La expansión de los BRICS podría fomentar una mayor apertura política y generosidad financiera del G7 hacia los mercados emergentes en el futuro; la cumbre del G20 que se celebrará a finales de este año será clave, con la ONU pidiendo 500.000 millones de dólares de financiación anual a las naciones ricas. Es probable que más países se unan a los BRICS en los próximos años, ya que los miembros actuales -sobre todo China y Rusia- buscan reforzar una alternativa al orden mundial liderado por el G7. Para reducir su dependencia del dólar, los miembros del BRICS realizarán cada vez más intercambios comerciales en sus monedas locales, y el yuan y la rupia serán los principales beneficiarios. Dicho esto, el dólar seguirá siendo la moneda de reserva mundial en un futuro previsible: la incumbencia, la liquidez del dólar, la fortaleza de la economía estadounidense y la fiabilidad del gobierno de Estados Unidos como emisor de deuda son ventajas clave. En cuanto a la agrupación BRICS en su conjunto, es probable que siga siendo más una fuerza política que económica.