Zona euro: El BCE mantiene su política monetaria en junio y eleva sus previsiones de inflación
En su reunión del 10 de junio, el Banco Central Europeo (BCE) mantuvo los tipos de interés de las operaciones principales de financiación, de la facilidad marginal de crédito y de la facilidad de depósito en sus mínimos históricos respectivos del 0,00%, 0,25% y -0,50%, y no modificó el importe total de sus medidas de estímulo. Además, el Banco reafirmó que espera que las compras netas de activos en el marco del programa de compras de emergencia (PEPP) sean sustancialmente más elevadas en el segundo trimestre que en los primeros meses del año, con el fin de evitar que se endurezcan las condiciones de financiación y sostener la recuperación.
La economía volvió a contraerse en el primer trimestre, constreñida por el endurecimiento de las medidas de contención de Covid-19 en toda la unión monetaria, mientras que la inflación subió al 2,0% en mayo, aunque el Banco atribuyó la aceleración a factores transitorios tales como un efecto de base bajo y unos precios de la energía más elevados. Mientras tanto, el Banco elevó sus previsiones de inflación, y ahora ve una inflación media del 1,9% este año y del 1,5% en 2022. Por otra parte, las previsiones de crecimiento del PIB también se elevaron al 4,6% para 2021 y al 4,7% para 2022. No obstante, el Banco señaló que “sigue existiendo una importante atonía económica que sólo se absorberá gradualmente”, lo que respaldó su decisión de mantener el statu quo. Los riesgos que rodean las perspectivas a corto plazo se consideran ahora equilibrados, con riesgos a la baja derivados de mutaciones virales y condiciones financieras más restrictivas, mientras que los riesgos al alza se derivan de un uso mayor de lo esperado de los ahorros acumulados una vez que se levanten las restricciones. En este contexto, el Banco reiteró que “una política fiscal ambiciosa y coordinada sigue siendo crucial” para apoyar la recuperación, y que las medidas fiscales deben “seguir siendo temporales y anticíclicas, garantizando al mismo tiempo que tengan un carácter suficientemente selectivo”. El BCE subrayó una vez más la importancia crucial de la aplicación de políticas estructurales que fomenten la productividad para elevar el crecimiento potencial y aumentar la capacidad de resistencia de la economía.
Carsten Brzeski, economista jefe para la zona euro de ING, comentó la última decisión y las posibles medidas futuras: “Es evidente que el BCE está ganando tiempo a pesar de los datos de inflación más elevados y de las perspectivas de aceleración de la inflación. Dado que los datos concretos aún no coinciden con el optimismo reflejado en los fuertes indicadores blandos, el BCE preferiría errar a la baja antes que retirar prematuramente el estímulo monetario. […] ¿Hacia dónde nos dirigimos? En sentido estricto, el tapering está integrado en las actuales compras de activos, ya que el PEPP finalizará en marzo de 2022 si no se prorroga. Tan pronto como los datos duros empiecen a ponerse al día con los fuertes indicadores blandos, confirmando la opinión de un repunte sustancial de la economía de la eurozona, el apoyo a las compras de activos bajo el paraguas de la lucha contra la pandemia caerá. La reunión del 9 de septiembre podría ser el momento en el que el BCE empiece al menos a filosofar sobre el tapering” Mientras tanto, comentando las perspectivas, Nicola Nobile, economista jefe de Oxford Economics, declaró: “Esperamos compras mensuales de activos en el marco del PEPP de unos 80.000 millones de euros al mes hasta septiembre para evitar que el repunte de la inflación empuje al alza los rendimientos de los bonos, lo que podría socavar las condiciones de financiación en un estado temprano y frágil de la recuperación. En un horizonte a más largo plazo, las débiles perspectivas de crecimiento e inflación hacen prever que las condiciones monetarias seguirán siendo muy laxas durante un largo periodo. No esperamos que los tipos de interés empiecen a subir hasta mediados de 2024”.