Turquía: El crecimiento económico supera las expectativas en el segundo trimestre
La economía turca creció un 7,6% interanual en el segundo trimestre. El crecimiento fue superior al 7,5% del primer trimestre y a las expectativas del 7,5% de los analistas del mercado. El mayor crecimiento se debió a una expansión más rápida del consumo privado (T2: +22,5% interanual; T1: +21,5% interanual). El gasto de los hogares se ha visto impulsado por la demanda de bienes y servicios, en un contexto de tipos de interés reales profundamente negativos que han reducido el ahorro y estimulado el gasto. El repunte del gasto en inversión fija (2T: +4,7% interanual; 1T: +4,2% interanual) también ha servido de apoyo en el lado interno. Por otra parte, el consumo público aumentó a un ritmo más suave del 2,3% en el segundo trimestre, tras la expansión del 3,1% del primer trimestre. En el frente exterior, las exportaciones de bienes y servicios aumentaron un 16,4% en el segundo trimestre (T1: +14,8% interanual), impulsadas por una lira más barata que hizo más competitivas las exportaciones de bienes turcos y una fuerte afluencia de turistas en el periodo. Por su parte, las importaciones de bienes y servicios crecieron un 5,8% en el periodo, tras aumentar un 2,2% en el primer trimestre. En términos intertrimestrales desestacionalizados, el crecimiento económico aumentó al 2,1% en el segundo trimestre, frente al 0,7% del primero. Esto indica un impulso firme, a pesar de la inflación al rojo vivo y la depresión de la confianza de los consumidores.
De cara al futuro, la balanza de riesgos está claramente sesgada a la baja. La lira se ha mantenido bajo presión debido a un tipo de interés real enormemente negativo, en un momento en que la Reserva Federal de Estados Unidos y el BCE están intensificando la lucha contra la inflación. La inflación, ya de por sí elevada, se ha visto avivada por las consecuencias de la invasión rusa de Ucrania, que ha disparado los precios de las materias primas. El gasto de los hogares se verá obstaculizado por la evaporación de los ingresos disponibles; la inflación está superando con creces los aumentos del salario mínimo de principios de año. Además, el exceso de deuda del sector privado está denominado en su mayor parte en divisas, lo que plantea riesgos para la estabilidad macroeconómica. Dicho esto, la confianza de las empresas, que sigue siendo sólida, y las elevadas tasas de utilización de la capacidad son un buen augurio para los desembolsos de capital. La supresión de las restricciones de Covid-19 debería respaldar el consumo privado y el sector turístico. Muhammet Mercan, economista jefe para Turquía de ING, añadió: “Vemos una pérdida de impulso de la actividad en el segundo semestre de este año como consecuencia del deterioro del poder adquisitivo, la preocupación por la sostenibilidad de las políticas, así como un contexto mundial menos favorable, con un endurecimiento de las políticas de los bancos centrales mundiales y elevados riesgos geopolíticos. En consecuencia, esperamos un crecimiento interanual en torno al 4,0% este año”.