Suecia: El crecimiento del PIB se ralentiza más de lo previsto en el cuarto trimestre
En el cuarto trimestre de 2021, la economía creció un 1,1% en tasa intertrimestral desestacionalizada, cifra ligeramente inferior al 1,9% registrado en el tercer trimestre y al 1,4% estimado en la publicación preliminar del cuarto trimestre. En términos anuales, el crecimiento económico mejoró hasta el 5,2% en el cuarto trimestre, frente al 4,2% del periodo anterior. Como resultado, el PIB aumentó un 4,6% en conjunto en 2021, lo que contrasta con la contracción del 3,1% registrada en 2020 y marca el ritmo de crecimiento más rápido en más de una década. A escala nacional, el gasto de consumo y de capital impulsó la ralentización intertrimestral. El crecimiento del consumo privado cayó al 1,4% en el cuarto trimestre, marcando la expansión más lenta en un año (tercer trimestre: +2,5% intertrimestral), mientras que la inversión fija se contrajo un 0,1% en el cuarto trimestre, marcando el resultado más débil desde el segundo trimestre de 2020 (tercer trimestre: +1,2% intertrimestral). Por el contrario, el crecimiento del consumo público aumentó hasta el 0,3% en el cuarto trimestre, ligeramente por encima del 0,2% del tercer trimestre.
Mientras tanto, el sector exterior contribuyó a la lectura global. El crecimiento de las exportaciones de bienes y servicios mejoró hasta el 3,4% en términos intertrimestrales desestacionalizados en el cuarto trimestre (3T: +0,7% interanual intertrimestral), lo que supuso el mejor resultado desde el cuarto trimestre de 2020, mientras que, por el contrario, el crecimiento de las importaciones de bienes y servicios se redujo hasta el 2,4% en el cuarto trimestre (3T: +2,5% interanual intertrimestral). Por consiguiente, el sector exterior añadió 0,6 puntos porcentuales al crecimiento global, en contraste con la detracción de 0,7 puntos porcentuales registrada en el tercer trimestre.
De cara al futuro, la economía crecerá a buen ritmo en 2022, aunque a un ritmo más lento que el año pasado, cuando se situó en máximos de más de una década. El optimismo empresarial y la expansión de los PMI de los sectores manufacturero y de servicios apuntan a una sólida inversión a principios de año, mientras que el fuerte crecimiento salarial y el descenso gradual de la tasa de desempleo deberían respaldar el gasto de los hogares en 2022. Por otra parte, la elevada inflación derivada de los altos costes de la energía y los combustibles es motivo de preocupación, ya que podría erosionar el poder adquisitivo e inhibir en cierta medida el gasto de los consumidores. Además, aumentan los riesgos de recalentamiento del mercado inmobiliario: En 2021, los precios de la vivienda aumentaron al ritmo más rápido de los últimos 30 años, y se prevé que también lo hagan este año.