Sudáfrica: El Gobierno presenta el presupuesto a medio plazo, con un esfuerzo de consolidación más ambicioso
Tras aplazar su presentación en dos ocasiones, el 11 de noviembre el Gobierno expuso ante el Parlamento la declaración de política presupuestaria a medio plazo para el ejercicio 2021-2022, reafirmando su compromiso con la consolidación fiscal y la vuelta de los niveles de deuda a un nivel sostenible. Sin embargo, varios riesgos podrían obstaculizar la estabilización de los niveles de deuda, entre ellos la presión sobre el Gobierno en relación con la masa salarial pública, la ralentización del crecimiento económico, la pérdida de impulso de las reformas y las posibles rebajas de la calificación crediticia. La reducción más ambiciosa del déficit se produce en un contexto de mejora de las perspectivas de crecimiento gracias a la relajación de las restricciones de Covid-19 -el Gobierno espera que la economía vuelva a los niveles anteriores a la pandemia en 2022- y a las mayores perspectivas de ingresos derivadas de la subida de los precios de las materias primas y el aumento de los ingresos fiscales. Por otra parte, el Gobierno mejoró sus expectativas de crecimiento económico a corto plazo, previendo ahora que el déficit presupuestario se reduzca al 7,8% del PIB para el actual ejercicio fiscal -que se extiende hasta marzo de 2022-, frente al 9,3% del PIB de febrero.
Mientras tanto, de no producirse grandes perturbaciones o compromisos de gasto no presupuestados, la reducción gradual del déficit continuará en los próximos años, con un déficit previsto del 6,0% del PIB en el próximo ejercicio fiscal y del 5,3% del PIB en el AF 2023-2024. Para el ejercicio 2024-2025, el Gobierno ha previsto un déficit de gasto del 4,9% del PIB. Al consolidar sus déficits presupuestarios, el Gobierno aspira a alcanzar un superávit fiscal primario, con lo que, en última instancia, pondrá fin a la senda de consolidación fiscal. En cuanto a la deuda, el Gobierno sigue considerando que el ratio deuda/PIB aumentará en los próximos tres años, mientras que la previsión para el actual ejercicio fiscal se revisó hasta el 69,9% del PIB (febrero: 80,3% del PIB). Mientras tanto, el punto máximo y la estabilización de la deuda se ven ahora en el 78,1% del PIB en el ejercicio 2025-2026, que es cuando el Tesoro aspira a lograr un superávit primario. En cuanto al gasto, se considera que los costes del servicio de la deuda seguirán aumentando a medio plazo debido a la persistencia del déficit presupuestario principal, el debilitamiento de la moneda y la subida de los tipos de interés. Las ayudas sociales de Covid-19 también seguirán siendo un pilar fundamental del gasto, con medidas de apoyo que se mantendrán hasta marzo de 2022. Sin embargo, el marco fiscal no incluye ningún apoyo adicional a las empresas estatales.
Dicho esto, la consecución de las previsiones del Gobierno dependerá en gran medida de las inciertas negociaciones con los sindicatos del sector público, mientras que factores sociales y políticos, como la elevada tasa de desempleo y los elevados niveles de desigualdad, supondrán un obstáculo para los grandes recortes del gasto. Andrew Matheny y Bojosi Morule, economistas de Goldman Sachs, comentaron las políticas que el Gobierno pretende abordar: “En cuanto a las reformas estructurales, el ministro Godongwana hizo hincapié en la evolución de la logística ferroviaria (corporatización de Transnet y autorización del acceso de terceros al transporte de mercancías para operadores privados a finales de 2022), los avances en la subasta de espectro y los visados electrónicos que se implantarán en marzo de 2022. Por su parte, Sonja Keller y Sean T. Kelly, analistas de JPMorgan, comentaron: “Consideramos que la Declaración de Política Presupuestaria a Medio Plazo (MTBPS, por sus siglas en inglés) logra el equilibrio adecuado entre la contención del gasto estructural y las ganancias inesperadas en una economía que aún presenta una holgura considerable. […] Vemos cierto riesgo al alza en las perspectivas de ingresos a corto plazo, aunque más allá de los próximos dos años probablemente domine el riesgo a la baja derivado del retraso de las reformas estructurales y de un crecimiento tendencial débil. En nuestra opinión, el pequeño superávit primario previsto para el ejercicio 2024 podría no ser suficiente para estabilizar la relación deuda/PIB, en contra de las previsiones del Tesoro, aunque el aumento de la deuda debería ralentizarse sustancialmente. En conjunto, creemos que la actualización de la MTBPS presentada por el nuevo ministro de Finanzas Godongwana se ajustaba en líneas generales a nuestras expectativas pragmáticas, pero con un compromiso algo más firme de lo previsto para hacer frente a las presiones sobre el gasto y con algunos colchones incorporados.”