Portugal: El crecimiento del PIB se mantiene en el cuarto trimestre
En el cuarto trimestre, el crecimiento de la actividad se mantuvo sin cambios con respecto al tercer trimestre, en el 0,3% sobre una base intertrimestral desestacionalizada, frente a la estimación preliminar del 0,2%.
El consumo privado cayó un 0,5% en el cuarto trimestre, lo que contrasta con la expansión del 1,1% del tercer trimestre, ya que la inflación alcanzó durante el trimestre su nivel más alto desde 1991. El gasto público se aceleró hasta un aumento del 0,7% en el cuarto trimestre (3T: +0,2% intertrimestral). Por su parte, la inversión fija se recuperó y creció un 2,2% en el cuarto trimestre, frente a la contracción del 0,5% del trimestre anterior. El repunte de la construcción y la producción de material de transporte explican esta mejora.
En el ámbito exterior, las exportaciones de bienes y servicios aumentaron un 0,2% trimestral desestacionalizado en el cuarto trimestre, por debajo de la expansión del 0,8% del tercer trimestre. Además, las importaciones de bienes y servicios registraron un crecimiento plano en el cuarto trimestre (3T: +1,6% intertrimestral). La desaceleración del crecimiento de las importaciones hizo que la demanda exterior neta aplanara la lectura. Sobre una base anual, el crecimiento económico disminuyó notablemente al 3,2% en el cuarto trimestre, frente al crecimiento del 4,8% del trimestre anterior. La del cuarto trimestre fue la peor lectura desde el primer trimestre de 2021.
De cara al primer trimestre de 2023, la actividad seguirá siendo moderada. El pesimismo sostenido entre los consumidores en enero y febrero -en medio de una inflación obstinadamente elevada y unas condiciones de financiación más restrictivas- apunta a una débil actividad interna. Además, la ejecución de las inversiones relacionadas con los fondos de recuperación de la UE se ralentizó en enero. Dicho esto, el crecimiento debería repuntar gradualmente a lo largo del año, a medida que disminuyan las presiones sobre los precios y se fortalezcan las economías de los países vecinos de la UE. Los analistas del EIU comentan las perspectivas: “La actividad económica se verá limitada por la elevada inflación, que lastra el poder adquisitivo de los consumidores; el endurecimiento de la política monetaria, con una fuerte subida de los tipos de interés en la zona del euro; y un entorno exterior poco favorable, con una considerable ralentización del crecimiento estadounidense y mundial. Por el contrario, el generoso apoyo fiscal, la inversión financiada por la UE y un repunte de la demanda exterior de China hacia finales de 2023 deberían proporcionar cierto apoyo a la actividad económica global.”