Noruega: La economía entra en recesión técnica en el tercer trimestre
La economía noruega entró en recesión técnica en el tercer trimestre de 2023; el PIB disminuyó un 0,5% en términos intertrimestrales desestacionalizados, reflejando la caída registrada en el segundo trimestre. En cambio, la economía continental, que excluye las actividades petrolíferas y el transporte marítimo conexo, creció un 0,1%, lo que supone una mejora con respecto al trimestre anterior, aunque por debajo de las expectativas del mercado y del Norges Bank.
La desaceleración de la economía total reflejó principalmente un deterioro de la inversión fija y de las exportaciones de bienes y servicios. A nivel nacional, la inversión fija registró la mayor contracción desde el segundo trimestre de 2021, con un descenso del 2,1% en el tercer trimestre (segundo trimestre: +0,7% interanual intertrimestral). Esto contrarrestó otra expansión del gasto público del 0,9% en el tercer trimestre, y un mayor crecimiento del consumo del 0,5% en el trimestre (2T: +0,4% interanual trimestral). En cuanto al sector exterior, las exportaciones de bienes y servicios entraron en contracción y cayeron un 0,8% en el tercer trimestre, deteriorando el crecimiento del 0,4% de los tres meses anteriores. Del mismo modo, las importaciones de bienes y servicios también se deterioraron (tercer trimestre: -2,5% intertrimestral; segundo trimestre: +2,2% intertrimestral).
Mientras tanto, sobre una base anual, la actividad económica total se contrajo un 1,9% (2T: +0,3% interanual), marcando la peor lectura desde el inicio de la pandemia Covid-19 en el 1T 2020. Del mismo modo, la actividad económica continental también disminuyó un 0,3% en el tercer trimestre (2T: +0,2% interanual).
El repunte de la economía continental en el tercer trimestre, unido al aumento de la inflación subyacente en octubre, parece consolidar la probabilidad de una nueva subida de los tipos de interés por parte del Norges Bank en su próxima reunión del 14 de diciembre. Unos tipos de interés más altos, unidos a la caída de los precios de la vivienda, podrían suponer un problema para la riqueza de los hogares y, por tanto, para el consumo. Sin embargo, las presiones sobre los precios se han enfriado gradualmente por término medio en los últimos tiempos y los salarios nominales han crecido saludablemente, apoyando una recuperación del poder adquisitivo.