Italia: El PIB se contrae ligeramente en el cuarto trimestre
La economía se enfrió en el cuarto trimestre, con un descenso del PIB del 0,1% intertrimestral, confirmando la estimación preliminar y situándose por debajo de la expansión del 0,4% del tercer trimestre. La desaceleración se debió a una contribución negativa de la demanda interna. En el plano interno, la reducción de existencias fue el principal lastre de la economía: Restó 1,1 puntos porcentuales al crecimiento, ya que las empresas redujeron sus existencias ante las expectativas de enfriamiento de la demanda. Por otra parte, el gasto de los hogares se contrajo un 1,6% en el cuarto trimestre, en contraste con la expansión del 2,2% registrada en el tercer trimestre, ya que los hogares se resintieron del aumento de la inflación y el crecimiento plano de los salarios. Por su parte, la inversión en capital fijo aumentó un 2,0% en el cuarto trimestre, frente al 0,2% del tercer trimestre, gracias a los incentivos fiscales en el sector de la construcción y a los fondos de recuperación de la UE. Por último, el gasto público creció un 0,5% (-0,2% en el tercer trimestre).
En el sector exterior, las exportaciones de bienes y servicios aumentaron un 2,6% en el cuarto trimestre, por encima de la cifra plana del tercer trimestre. Por su parte, las importaciones de bienes y servicios cayeron un 1,7% en el cuarto trimestre (+2,5% en el tercero), en un contexto de contracción de la demanda interna. En conjunto, el sector exterior contribuyó en 1,4 puntos porcentuales al crecimiento, frente a la sustracción de 0,8 puntos porcentuales del tercer trimestre. En términos anuales, el crecimiento económico se moderó al 1,4% en el cuarto trimestre, frente al 2,5% del periodo anterior.
Aún no se descarta una segunda contracción intertrimestral consecutiva en el 1T, aunque los datos disponibles para el trimestre sugieren un cauto optimismo. La crisis del coste de la vida ejercerá cierta presión sobre el gasto de los consumidores, mientras que la subida de los tipos de interés puede frenar la inversión. De cara al futuro, la economía debería crecer a un ritmo moderado este año, tras dos años de expansión superior a la media. La disminución del poder adquisitivo y del ahorro en un contexto de inflación aún elevada hará mella en el gasto de los hogares, mientras que las dificultades mundiales afectarán a las exportaciones. Dicho esto, los fondos de la UE deberían respaldar la actividad, y las reformas favorables al mercado plantean riesgos al alza. Al comentar las perspectivas económicas, Paolo Pizzoli, economista jefe de ING, declaró: «De cara al futuro, el impacto del inicio de un proceso desinflacionista tras el máximo de noviembre de 2022 debería mejorar lentamente el panorama de crecimiento. […] En el segundo trimestre de este año, la industria podría volver a ser un motor de crecimiento por el lado de la oferta, pero preferimos seguir siendo prudentes en cuanto al alcance de la evolución del crecimiento, ya que creemos que el endurecimiento en curso de la política monetaria aún tiene que mostrar todo su efecto sobre la demanda interna.»