China: Los dirigentes chinos fijan un objetivo conservador de crecimiento del 6% para 2021; la política fiscal seguirá siendo bastante favorable
En marzo se celebraron las principales reuniones políticas anuales de China, conocidas como las Dos Sesiones. El primer ministro Li Keqiang presentó el informe de trabajo del Gobierno, en el que se establecen los principales objetivos políticos para 2021, mientras que la Asamblea Popular Nacional aprobó el XIV Plan Quinquenal, que abarca hasta 2025. La decisión de fijar un prudente objetivo de crecimiento del PIB real del 6,0% para este año -y de evitar por completo un objetivo firme en el Plan Quinquenal- pone de manifiesto que las autoridades se centran principalmente en garantizar la estabilidad financiera y evitar los riesgos sistémicos por encima de un planteamiento de crecimiento a toda costa. Dicho esto, la política fiscal debería seguir siendo ampliamente favorable este año, ya que el Gobierno trata de evitar que se frene la recuperación económica.
En el Plan Quinquenal, el Gobierno reitera su voluntad de impulsar el sector manufacturero nacional, en particular las tecnologías emergentes y las consideradas clave para la seguridad nacional, como los semiconductores, en las que las empresas estatales desempeñarán un papel preponderante. Sin embargo, esto podría intensificar la preocupación por la mala asignación del capital y reducir potencialmente las presiones competitivas, a la vez que avivaría las tensiones con los países desarrollados. Por último, el Gobierno se refirió a los factores estructurales que pueden frenar el crecimiento en los próximos años, como la baja tasa de fecundidad, y declaró su intención de encontrar soluciones viables.
El énfasis en la estabilidad por encima de un crecimiento elevado a corto plazo se puso de manifiesto en el estímulo relativamente modesto del Gobierno el año pasado, y en las recientes medidas para frenar el auge del sector inmobiliario e introducir nuevas regulaciones para las empresas de tecnología financiera, en medio de la preocupación por la acumulación de deuda corporativa. Además, las autoridades dan cada vez más prioridad a una gama más amplia de indicadores, en particular los relativos al mercado laboral, frente al PIB. Dicho esto, las cifras presupuestarias para 2021 sugieren que el Gobierno pretende evitar un fuerte ajuste fiscal: El déficit fiscal global se reducirá del 3,6% al 3,2%, mientras que el déficit fiscal efectivo, según FocusEconomics, se reducirá del 6,2% al 4,7% (nuestros panelistas prevén un déficit fiscal efectivo ligeramente superior, del 5,6% este año). Según los analistas de Fitch Ratings: “Las autoridades adoptarán un enfoque prudente en la retirada del apoyo a la política fiscal, ya que tratan de garantizar la recuperación sostenida de la economía tras el shock del coronavirus. En consonancia con el objetivo de apoyar el crecimiento, la consolidación fiscal prevista por el Gobierno en 2021 será más modesta de lo que habíamos anticipado anteriormente, aunque la posición de partida también es más sólida gracias a la robusta venta de terrenos y a un gasto público inferior al previsto el año pasado. […] Esperamos que el Gobierno haga gradualmente menos hincapié en los objetivos de crecimiento del PIB en los próximos años, en consonancia con su creciente atención a la creación de empleo y el desempleo” En cuanto al Plan Quinquenal, el Gobierno pretende estimular la innovación y el desarrollo nacionales en sectores clave como la inteligencia artificial, los circuitos integrados y la biomedicina, en parte impulsando el gasto en I+D al menos un 7% anual. Los principales objetivos son reducir la dependencia del extranjero para componentes industriales clave -especialmente apremiante dadas las actuales tensiones con Estados Unidos- y frenar el acusado descenso del crecimiento de la productividad en los últimos años. Sin embargo, este impulso podría dar lugar a un aumento de la mala asignación de capital, sobre todo teniendo en cuenta que es probable que las empresas estatales desempeñen un papel más importante en el desarrollo en los próximos años. Además, la creación de cadenas de suministro nacionales de extremo a extremo podría reducir la eficiencia y la calidad de los productos finales en relación con las alternativas extranjeras. Los esfuerzos por hacerse con una mayor cuota de mercado en áreas en las que actualmente dominan las economías desarrolladas -como los semiconductores- también podrían suscitar tensiones internacionales. La EIU dio su opinión sobre el Plan Quinquenal: “[El Plan Quinquenal indica] un fuerte apoyo político a la fabricación en 202125, sobre todo porque China pretende aprovechar su competitividad actual construyendo cadenas de suministro nacionales “completas” en sectores que van desde la tecnología a los ferrocarriles de alta velocidad, el equipamiento energético, las energías renovables y la fabricación naval. […] El Plan Quinquenal también subraya la importancia de conservar las cadenas industriales clave en el país, y sugiere políticas de apoyo para contrarrestar el éxodo en curso de ciertas industrias, como la electrónica de gama baja, al sudeste asiático. En los casos en que la deslocalización sea inevitable, China tratará de dirigir estas actividades a países con los que mantiene relaciones comerciales estables; su participación en la Asociación Económica Integral Regional puede desempeñar un papel clave en este sentido. El objetivo de China de mantener su competitividad en el sector manufacturero hará que el superávit comercial de bienes del país siga siendo sustancial, sobre todo a medida que aumente su importancia en las cadenas de suministro mundiales y regionales en 202125.” Durante las Dos Sesiones, el gobierno también abordó impedimentos estructurales clave para el crecimiento, como la baja fertilidad y el sistema Hukou, que limita los derechos de los residentes rurales que se trasladan a las ciudades. Li Keqiang declaró que el gobierno “trabajaría para lograr una tasa de fertilidad adecuada”, mientras que el Plan Quinquenal pretende suavizar las restricciones impuestas a los residentes rurales que se trasladan a la mayoría de las zonas urbanas. Dicho esto, siguen faltando medidas más globales para impulsar la fertilidad, y la aplicación de las reformas Hukou será clave. En cualquier caso, es probable que la expansión económica de China se ralentice gradualmente a medio y largo plazo, a medida que desaparezcan los factores que impulsaron el crecimiento en el pasado, como la enorme acumulación de capital, la recuperación tecnológica y la demografía favorable. Como comentan los analistas de Oxford Economics: “La próxima década será testigo de un crecimiento mucho más lento en China en comparación con los últimos 10 años. […] Esperamos que el crecimiento de la PTF sea más modesto en el futuro. La contribución de la oferta de mano de obra al crecimiento será insignificante, dada la disminución de la población en edad de trabajar a partir de 2016.”