Alemania: El PIB repunta en el tercer trimestre
Una segunda lectura confirmó que la economía alemana evitó la recesión por los pelos en el tercer trimestre: el PIB desestacionalizado repuntó un 0,1% trimestral, en contraste con la contracción del 0,3% registrada en el segundo trimestre. Dicho esto, la lectura no alcanzó ni la estimación preliminar de crecimiento del 0,2% ni la expansión media de la zona euro del 0,4%. En términos anuales, el crecimiento económico se mantuvo estable en el 0,1% del 2T en el 3T.
A nivel nacional, el repunte trimestral se vio respaldado en gran medida por la recuperación del poder adquisitivo de los hogares: El gasto privado creció un 0,3% en el tercer trimestre (-0,5% intertrimestral en el segundo trimestre), impulsado por el aumento de los salarios reales. Por otra parte, la inversión en capital fijo cayó a un ritmo más moderado del 0,1% en el tercer trimestre, tras la disminución del 2,1% registrada en el trimestre anterior; los menores descensos de los desembolsos de capital en construcción y maquinaria y equipo impulsaron la mejora. Menos positivo fue el crecimiento del gasto público, que se redujo al 0,4% en el tercer trimestre (2T: +1,6% intertrimestral).
En el frente exterior, el comercio neto restó 0,9 puntos porcentuales al crecimiento global del PIB, deteriorándose respecto a los 0,4 puntos porcentuales restados en el trimestre anterior. Las exportaciones de bienes y servicios se contrajeron un 1,9% en el tercer trimestre (2T: +0,2% intertrimestral a.a.), marcando la peor lectura desde el 2T de 2020. Por su parte, el crecimiento de las importaciones de bienes y servicios disminuyó al 0,2% en el tercer trimestre (2T: +1,2% intertrimestral a.a.), lo que supone el peor resultado desde el cuarto trimestre de 2023.
Nuestros panelistas prevén que el crecimiento del PIB seguirá siendo lento hasta el cuarto trimestre de 2025 debido a la debilidad del sector industrial, y que el año próximo será inferior tanto al crecimiento de la última década como a la media de la zona euro en su conjunto. No obstante, se prevé que la economía recupere impulso en 2025 gracias a un descenso más suave de la inversión fija, una recuperación de las exportaciones y un aumento más rápido del gasto privado que compense la ralentización del crecimiento del gasto público. El calendario y la magnitud de los aranceles estadounidenses bajo la presidencia de Trump es un factor de riesgo clave, mientras que la inestabilidad política que pesa sobre el sentimiento de los inversores es un riesgo a la baja.
Carsten Brzeski, de ING, declaró: «Es probable que las políticas económicas previstas de la administración estadounidense entrante, así como la continua incertidumbre política como resultado del colapso del Gobierno alemán, pesen sobre el sentimiento en Alemania. Ya sean las perspectivas de aranceles o los recortes fiscales y la desregulación de EE.UU. que socavan indirectamente la competitividad alemana, es difícil ver cómo las políticas económicas de EE.UU. no serán negativas para la economía alemana. […] Mirando más allá del invierno, las perspectivas de crecimiento alemán dependerán en gran medida de la capacidad del nuevo gobierno para fortalecer la economía nacional en medio de una posible guerra comercial y de políticas industriales aún más fuertes en EE.UU.» Los analistas de Goldman Sachs comentaron el impacto de las elecciones anticipadas: «Las elecciones anticipadas ofrecen una oportunidad para abordar los grandes retos económicos de Alemania. Aunque parece probable que se produzca algún apoyo fiscal adicional, creemos que es probable que cualquier expansión fiscal sea de tamaño limitado, se centre principalmente en la inversión y apoye el crecimiento notablemente sólo a partir de 2026. Unas reformas estructurales decisivas podrían impulsar las perspectivas de crecimiento de Alemania -como lo hicieron a principios de la década de 2000-, pero su aplicación también lleva tiempo, lo que deja unas perspectivas de crecimiento débiles para 2025.»