Perspectivas económicas para Alemania, el enfermo de Europa

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Datos recientes revelan que el crecimiento eludió a la economía alemana por segundo año consecutivo en 2024. Sin embargo, estos problemas son más profundos, ya que la economía está prácticamente estancada desde 2020. Ahora que el país se prepara para las elecciones federales de febrero, todas las miradas están puestas en los posibles cambios políticos. A continuación analizamos los principales retos a los que se enfrenta la economía alemana y las perspectivas de futuro de nuestros panelistas.

Modelo macroeconómico obsoleto

Dos pilares fundamentales de la economía alemana se han tambaleado en los últimos años: Los precios baratos de la energía y el fácil acceso a grandes mercados de exportación. En 2019, los precios de la electricidad del país estaban entre los más bajos de la UE; en 2023, los precios de la electricidad alemana se habían más que duplicado debido a la invasión rusa de Ucrania. Este revés de la fortuna sacudió el sector industrial clave, que según nuestros panelistas se contraerá por cuarto año consecutivo en 2025. Mientras tanto, la creciente cuota de China en mercados antes dominados por empresas alemanas -como el del automóvil- y un probable aumento de las barreras comerciales tanto al mercado chino como al estadounidense amenazan la demanda externa. Juntos, China y Estados Unidos absorben alrededor del 16% de las exportaciones alemanas.

Subinversión crónica

El deterioro de las infraestructuras, el retraso en los esfuerzos de digitalización, el colapso del Gobierno… la lista de los males internos de la economía es interminable, pero resulta que el culpable es el mismo: el freno a la deuda federal. Esta medida limita el endeudamiento neto del Estado al 0,35% del PIB anual para contener la ratio deuda pública/PIB. Aunque ha tenido éxito en su objetivo principal -Alemania tiene la proporción más baja del G7-, ha tenido el desafortunado efecto secundario de limitar la inversión pública en un momento en que se necesita desesperadamente. Si a ello se añade la excesiva burocracia que limita la inversión privada, el resultado es una competitividad internacional en ruinas; según un informe del Institute for Management Development, Alemania ha caído nueve puestos hasta el 24º en la clasificación mundial de competitividad en los dos últimos años. Las reformas del freno de la deuda requieren una mayoría de dos tercios en el Parlamento y cuentan con la oposición de los dos principales candidatos a las elecciones de febrero. En consecuencia, es probable que tales reformas sean una quimera.

Hogares bajo presión

Aunque en 2021 se logró contener Covid-19, los hogares se vieron afectados durante un largo periodo por la debilidad de la confianza de los consumidores, el descenso de los salarios reales y los elevados tipos de interés. De cara a 2025, el crecimiento de los ingresos reales debería repuntar, lo que, unido a nuevos recortes de tipos por parte del BCE, apoyará el gasto de los consumidores. Aun así, el crecimiento del gasto se situará por debajo de la media del euro en un contexto de aumento del desempleo y persistente negatividad de los consumidores, en parte debido a la persistente incertidumbre política.

Perspectivas de nuestros panelistas para Alemania

Nuestro consenso actual es que la economía registrará un ligero repunte en 2025, a medida que la bajada de los tipos de interés y la inflación impulsen la mejora del gasto privado y la inversión en capital fijo, y la mayor demanda de la UE impulse la recuperación de las exportaciones. Aun así, Alemania volverá a ser el país del G7 con peores resultados este año, lastrado por el prolongado malestar en el sector industrial.

Opiniones de nuestra red de analistas:

Carsten Brzeski, de ING, comenta las perspectivas:

«El país sigue siendo una de las economías más ricas del mundo, pero necesita una revisión para detener su deterioro gradual. Abordar los principales problemas […] será todo un reto. Si a esto añadimos una demografía desfavorable y el impacto en los sistemas sanitario y de pensiones, está claro que no hay una salida fácil a la situación actual. A falta de nuevas iniciativas políticas tras las elecciones, la economía alemana parece abocada a otro año de estancamiento y posiblemente incluso a una tercera contracción consecutiva. Un nuevo y triste récord».

Friedrich Schaper y Sven Jari Stehn, analistas de Goldman Sachs, declararon:

«Por tanto, las elecciones anticipadas brindan la oportunidad de abordar los numerosos retos económicos de Alemania. Aunque parece probable que se produzca algún apoyo fiscal adicional, creemos que cualquier expansión fiscal será de tamaño limitado, se centrará principalmente en la inversión y apoyará el crecimiento de forma significativa sólo a partir de 2026. Unas reformas estructurales decisivas podrían impulsar las perspectivas de crecimiento de Alemania -como lo hicieron a principios de la década de 2000-, pero su aplicación también lleva tiempo, lo que deja unas perspectivas de crecimiento débiles para 2025.»

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