Nigeria: El crecimiento económico se acelera en el segundo trimestre
La economía nigeriana creció un 3,5% interanual en el segundo trimestre, lo que supone una aceleración respecto a la expansión del 3,1% del primer trimestre. Además, los datos secuenciales apuntaron a una recuperación del impulso subyacente, ya que la economía se contrajo un 0,4% secuencialmente en el segundo trimestre, lo que supone una notable mejora respecto a la caída del 14,7% del primer trimestre. La aceleración anual se vio impulsada por una contracción más suave del sector petrolero, clave. La producción del sector se contrajo un 11,8% en el segundo trimestre con respecto al mismo periodo del año anterior, lo que fue inferior a la caída del 26,0% del primer trimestre. La producción de petróleo se moderó en el periodo hasta 1,43 millones de barriles diarios (mbpd), frente a los 1,49 mbpd del primer trimestre. El sector sufre problemas de seguridad relacionados con los robos y la persistente inestabilidad en el delta del Níger. Mientras tanto, el sector no petrolero, que ha sido el motor clave del crecimiento desde finales de 2020, creció a un ritmo más suave del 4,8% en el segundo trimestre (T1: +6,1% interanual). Esto se debió principalmente a la moderación del crecimiento en los sectores agrícola y de servicios. Este último se vio probablemente afectado por las mayores presiones inflacionistas que erosionaron los ingresos reales. El sector industrial, por último, se recuperó en el periodo y creció un 2,3% (T1: -6,8% interanual).
La economía debería haber mantenido un ritmo de crecimiento similar en el tercer trimestre a pesar de los numerosos vientos en contra. Las condiciones de funcionamiento del sector privado mejoraron a buen ritmo en julio-agosto. Sin embargo, los riesgos están sesgados a la baja. La lentitud de la campaña nacional de vacunación hará que Covid-19 siga presente de alguna forma en la economía; menos de una quinta parte de la población recibió la primera dosis antes del 21 de agosto, y menos del 14% está totalmente vacunado. Además, el elevado desempleo y la fuerte presión sobre los precios frenarán el gasto de los hogares, mientras que los problemas de seguridad y las tensiones sociales plantean riesgos adicionales. A pesar de los numerosos vientos en contra, se espera que la economía nigeriana registre un sólido crecimiento este año y el próximo. Los analistas del EIU añaden: “La economía nigeriana tiene la habilidad de funcionar con una tasa de crecimiento baja pero positiva, incluso cuando se enfrenta a una inflación elevada, a la debilidad de la moneda (en este caso en el mercado paralelo) y a una inestabilidad galopante, que afecta sobre todo a la producción agrícola. […] En lo que va de 2022 se han añadido a la mezcla el descenso de la producción de petróleo, la escasez de energía y el endurecimiento monetario”.