Chile: La economía se estabiliza en el cuarto trimestre gracias a la relajación de las medidas Covid-19 y a los estímulos fiscales y monetarios
El PIB se mantuvo sin cambios interanuales en el cuarto trimestre de 2020, mejorando notablemente respecto al descenso del 9,0% registrado en el tercer trimestre, en medio de la relajación de las restricciones al comercio y la circulación relacionadas con el Covid-19, y de sólidas medidas de estímulo monetario y fiscal. Para el conjunto del año, el PIB se contrajo un 5,8% en 2020, oscilando desde el repunte del 0,9% de 2019.
La lectura del cuarto trimestre reflejó una mejora tanto de la demanda interna como de la externa. El consumo privado repuntó y creció un 4,1% interanual en el cuarto trimestre, frente a la caída del 9,0% del tercer trimestre, en un contexto de recuperación de la confianza de los consumidores, aunque todavía a la baja, y de descenso constante de la tasa de desempleo. Por otra parte, la contracción de la inversión fija se suavizó hasta el 8,9% en el cuarto trimestre (-17,0% interanual en el tercer trimestre), gracias a la recuperación de la confianza empresarial y a las políticas de apoyo del Gobierno, mientras que el gasto público aumentó un 3,5% en el cuarto trimestre, en contraste con la caída del 3,5% registrada en el tercer trimestre. En el frente exterior, las exportaciones de bienes y servicios disminuyeron un 1,0% en el cuarto trimestre, tras la fuerte contracción del 6,8% registrada en el tercer trimestre, en un contexto de recuperación de la demanda mundial. Por su parte, las importaciones de bienes y servicios disminuyeron a un ritmo más suave, aunque significativo, del 5,9% en el cuarto trimestre (-14,8% interanual en el tercer trimestre), debido a la reactivación de la demanda interna. En términos trimestrales, la actividad económica aumentó un 6,8% en el cuarto trimestre, tras el incremento del 5,1% del trimestre anterior.
Parece que el PIB se recuperará con fuerza este año, tras la caída de 2020. La recuperación del gasto de los hogares y de la inversión en un contexto de políticas fiscales y monetarias favorables debería reavivar la actividad interna, mientras que la demanda externa se beneficiará de la reapertura gradual de las economías. Sin embargo, la incertidumbre en torno a las elecciones generales de noviembre y la redacción de la nueva Constitución sigue estando en segundo plano.