Japón: La economía se contrae bruscamente en el tercer trimestre, lastrada por las restricciones de la pandemia
Según una estimación preliminar, el PIB cayó un 3,0% en tasa anualizada desestacionalizada (SAAR) en el tercer trimestre, en contraste con la expansión del 1,5% registrada en el segundo trimestre. El resultado se situó muy por debajo de las expectativas de los analistas del mercado y reveló el impacto que las prolongadas medidas del estado de emergencia tuvieron en la economía durante el tercer trimestre. Mientras tanto, en términos anuales, el crecimiento económico perdió impulso, enfriándose hasta el 1,4% en el tercer trimestre, tras el aumento del 7,6% del trimestre anterior. A nivel nacional, el descenso en términos SAAR reflejó contracciones en el gasto de consumo y de capital. El consumo privado cayó un 4,5% SAAR en el 3T, frente al aumento del 3,7% registrado en el 2T, debido a que la vigilancia pública sobre los niveles récord de casos de Covid-19 durante agosto y septiembre pesó sobre el gasto. Mientras tanto, la inversión fija se contrajo un 11,9% en el 3T (2T: +4,9% SAAR), marcando el peor resultado desde el 2T de 2020. Por el contrario, el crecimiento del gasto público mejoró ligeramente hasta el 4,7% en el 3T (2T: +4,5% SAAR). En el frente exterior, las exportaciones de bienes y servicios se contrajeron un 8,3% en el 3T (2T: +13,6% SAAR), marcando el peor resultado desde el 2T 2020. Mientras tanto, las importaciones de bienes y servicios disminuyeron a un ritmo más rápido del 10,5% en el 3T (2T: +22,8% SAAR), marcando la peor lectura desde el 3T 2020. Como resultado, el sector exterior contribuyó con 0,4 puntos porcentuales a la lectura global en el 3T, en contraste con la sustracción de 1,2 puntos porcentuales en el 2T.
De cara al futuro, nuestro panel considera que el crecimiento económico volverá en términos SAAR en el último trimestre del año, a medida que el repunte del gasto de capital y de consumo se vea reforzado por el continuo gasto público. Además, la reciente victoria electoral del primer ministro Fumio Kishida debería dar fruto a su plan de estímulo fiscal, que debería impulsar el crecimiento de cara a principios de 2022. Naohiko Baba, economista jefe para Japón de Goldman Sachs, considera que el crecimiento se fortalecerá hacia finales de año, y comenta: “De cara al futuro, esperamos que los datos del PIB del cuarto trimestre (octubre-diciembre) reflejen el levantamiento del estado de emergencia, la relajación de las restricciones en medio de un fuerte descenso de los casos de Covid-19, y los beneficios de la reapertura económica. Estimamos que el crecimiento real del PIB se recuperará con fuerza hasta acercarse al +7% trimestral anualizado en el cuarto trimestre, impulsado principalmente por un repunte del consumo. Sin embargo, Takashi Miwa, economista jefe para Japón de Nomura, se muestra algo menos optimista: “El número de nuevos casos de Covid-19 en Japón se calmó a partir de la segunda mitad de septiembre, y creemos que el gasto del sector privado se ha ido recuperando desde octubre. También vemos algunos indicios de alivio de los problemas de suministro, sobre todo de semiconductores. No obstante, prevemos que las limitaciones de la oferta sigan afectando en octubre-diciembre, ya que algunos fabricantes de automóviles han declarado que podrían seguir reduciendo la producción. Advertimos que la recuperación podría retrasarse como consecuencia del persistente impacto en la demanda empresarial, incluidas tanto las exportaciones reales como las inversiones reales”.