China: El PIB mejora en el primer trimestre, aunque las condiciones subyacentes son sombrías
El crecimiento del PIB se aceleró hasta el 4,8% interanual en el primer trimestre, frente al 4,0% del cuarto trimestre del año pasado. La lectura fue superior a las expectativas del mercado e impulsada por el mayor crecimiento del sector industrial, que compensó con creces el menor crecimiento de los servicios y la agricultura. La concentración del gasto en infraestructuras a instancias del Gobierno central fue probablemente uno de los factores que explican la sorprendente solidez del PIB del primer trimestre. Desglosando el trimestre, la actividad se comportó mejor de lo esperado en enero y febrero, antes de que en marzo se produjeran deterioros significativos en indicadores clave como las lecturas de los PMI, las ventas al por menor, la producción industrial, la inversión y los datos del sector de la vivienda, al intensificarse las perturbaciones de Covid-19. Dicho esto, la lectura del PIB podría seguir exagerando la verdadera fortaleza de la economía, dadas las discrepancias entre los fuertes indicadores principales de enero-febrero y otros datos de alta frecuencia. En términos intertrimestrales desestacionalizados, el crecimiento económico bajó al 1,3% en el primer trimestre, frente al 1,5% del cuarto.
De cara al futuro, se espera que el crecimiento del PIB sea moderado en el segundo trimestre, ya que los cierres patronales en Shangai y otras ciudades chinas pesarán sobre el consumo privado, la producción industrial y la confianza económica, y perturbarán las exportaciones. Aunque Pekín se propone aumentar el estímulo fiscal, los cierres de Covid-19 y el déficit fiscal de los gobiernos locales debido a la caída de los ingresos del suelo podrían limitar el gasto adicional en infraestructuras. Por otra parte, el apoyo monetario ha sido hasta ahora mediocre, y el PBOC mantuvo inesperadamente sus tipos de interés a mediados de abril.
En cuanto a las perspectivas, Ho Woei Chen, economista del United Overseas Bank, comentó: “Creemos que los retos económicos siguen siendo enormes, ya que las prolongadas restricciones de Covid-19 podrían ejercer una mayor presión a la baja en el segundo trimestre de 2022, a medida que se vean afectadas más ciudades. El impacto de los cierres nacionales y del conflicto entre Rusia y Ucrania sigue siendo incierto en este momento, mientras que las perspectivas del mercado inmobiliario siguen siendo débiles. Los analistas de Goldman Sachs se mostraron más pesimistas: “Dada la alta transmisibilidad de la variante Omicron y la estricta política de cero Covid, seguimos creyendo que se necesitará más tiempo y más esfuerzos para contener la oleada actual: está claro que el impacto negativo del Covid se extenderá hasta abril y posiblemente más allá, lo que provocará un débil comienzo del segundo trimestre. Mantenemos nuestra previsión de crecimiento del PIB para todo el año en el 4,5%, por debajo del consenso”.