¿Supondrá la Copa Mundial una victoria económica para Qatar?

La Copa del Mundo de 2022 está marcada por los superlativos. Es la primera vez que el torneo mundial de fútbol se celebra en un país del Golfo. Qatar es el país más pequeño que jamás haya albergado este acontecimiento de un mes de duración. La Copa Mundial de este año es también la más cara, al menos 20 veces más cara que las anteriores. Por último, la competición es posiblemente la más controvertida de la historia de la Copa, lo que pone en tela de juicio la forma en que se recompensará a Qatar por gastar esta suma histórica.

Qatar tiene una población cercana a los 3 millones de habitantes, de los cuales sólo unos 300.000 son residentes permanentes. El país obtuvo la independencia en 1971, y a mediados de la década de 2000 se convirtió en el primer exportador mundial de gas natural licuado, lo que catapultó su desarrollo. El gobierno cuenta ahora con un fondo soberano de 450.000 millones de dólares y uno de los PIB per cápita más altos del mundo.

Se calcula que el país ha desembolsado 220.000 millones de dólares, aproximadamente el 100% del PIB, desde que ganó la licitación en 2010. Estos fondos se utilizaron para construir siete nuevos estadios, remodelar uno más antiguo y crear un nuevo sistema de metro que conecte estos recintos. Otras enormes inversiones en infraestructuras fueron la modernización de un antiguo aeropuerto, la construcción de cientos de hoteles y la mejora de importantes tramos de las carreteras del país.

Se espera que más de un millón de turistas llenen estas nuevas estructuras durante el próximo mes, lo que supondrá un impulso a corto plazo para la economía, especialmente gracias al aumento del gasto en alimentación y servicios de apoyo a la hostelería. El aumento de la demanda interna también impulsará la inflación; nuestra Previsión de Consenso prevé que la inflación se duplique con creces con respecto a la cifra de 2021 y se sitúe en una media del 4,6% en 2022, muy por encima de la media del CCG.

Sin embargo, varios factores limitan los ingresos que Qatar obtendrá de la Copa. La FIFA se llevará a casa gran parte de los beneficios generados durante los partidos por la venta de sus propios productos. Además, los países anfitriones deben conceder exenciones fiscales a los productos, alimentos y otras compras de la FIFA y sus marcas asociadas, lo que limita el impulso a las arcas públicas. En conjunto, las estimaciones oficiales apuntan a que la Copa Mundial generará 17.000 millones de dólares para la economía qatarí durante su celebración.

Después de la partida de los espectadores, la importante inversión en infraestructuras puede dejar a Qatar con gigantescas estructuras para las que tiene poco uso, creando potencialmente un exceso de oferta en los sectores hotelero e inmobiliario. No sería la primera vez que un Mundial deja un legado semejante; uno de los estadios más caros jamás construidos para el torneo de Brasil 2014 se utilizó como depósito de autobuses poco después de concluir la competición.

Las ganancias de poder blando que Qatar puede esperar de la organización de la Copa del Mundo son más complejas de cuantificar que los costes. Por un lado, la amplia prensa negativa que ha recibido el acontecimiento -algunas ciudades europeas han evitado retransmitir los partidos en público- podría agriar las relaciones entre Qatar y Occidente. Por otro lado, la Copa puede contribuir en cierta medida a reforzar los lazos regionales, algo importante dadas las desavenencias diplomáticas de 2017 entre Qatar y otros Estados miembros del CCG, ya que los vecinos se benefician de la Copa. Por ejemplo, Emiratos Árabes Unidos está experimentando un aumento del turismo, ya que algunos aficionados deciden residir en el país en lugar de en Qatar, y ha introducido un visado de entrada múltiple para los asistentes a la competición. Kuwait y Jordania también están recibiendo más turistas, y Arabia Saudí espera un aumento de peregrinos y de las correspondientes estancias hoteleras.

Además, Qatar apuesta por que la Copa impulse el turismo a largo plazo: El Gobierno se ha fijado como objetivo recibir 6 millones de visitantes anuales en 2030, frente a los 2 millones de 2019. Por último, al menos algunas de las infraestructuras construidas para la competición -incluidas una línea de metro en Doha y un aeropuerto- tendrán una finalidad económica permanente, encajando con los objetivos de fomentar el turismo y diversificar la economía.

El legado de la Copa del Mundo de 2022 para Qatar sigue siendo una incógnita. Por ahora, nuestros panelistas esperan que el crecimiento del PIB se triplique con creces este año, desde el modesto 1,6% de 2021, para reducirse a la mitad el año que viene, a medida que la efervescencia económica del torneo pase a un segundo plano.

Sobre las perspectivas de crecimiento del PIB qatarí, los analistas de S&P Global comentaron:
«Prevemos una aceleración del crecimiento del PIB este año, ya que los sectores no relacionados con los hidrocarburos, como el turismo, el transporte y la construcción, se beneficiarán de la celebración en Qatar de la Copa del Mundo, que se espera que atraiga a unos 1,2 millones de turistas. A partir de entonces, es probable que el crecimiento económico sea relativamente moderado hasta 2025. La inversión pública, en gran parte fuera del sector de los hidrocarburos, disminuirá gradualmente, con los grandes proyectos de infraestructuras a punto de concluir.»

Según Fitch Solutions:
«En el 4T22, la celebración del torneo tendrá efectos positivos inmediatos en Qatar desde el punto de vista del crecimiento del PIB real y de la balanza de pagos a través de un mayor consumo, gasto público y exportaciones de servicios. Por otra parte, el aumento de la población de Qatar durante los meses del torneo de la Copa del Mundo dará lugar a una importante presión de la demanda, que contribuirá a una inflación por encima de la tendencia y requerirá un aumento significativo de las importaciones de bienes, incluidos alimentos y bebidas, así como una caída de los volúmenes de GNL disponibles para la exportación.»