República Checa: El crecimiento del PIB se desacelera, pero sigue siendo sólido en el segundo trimestre
El crecimiento del PIB descendió al 0,5% intertrimestral ajustado estacional y de calendario en el segundo trimestre (T1: +0,7% intertrimestral a/a). Sin embargo, aún hay margen para el optimismo, ya que la lectura se situó por encima de la media de los dos últimos años sobre la misma base y marcó la séptima expansión consecutiva. Además, la cifra se revisó al alza a partir de una estimación inicial de apenas un 0,3% de crecimiento. Sobre una base anual desestacionalizada y ajustada al calendario, el crecimiento del PIB se aceleró al 2,6% en el segundo trimestre desde el 2,4% del trimestre anterior, el mejor resultado desde el segundo trimestre de 2022.
La desaceleración secuencial se debió principalmente a la debilidad del sector exterior. El crecimiento de las exportaciones cayó bruscamente, del 3,0% en el primer trimestre a sólo el 0,3% en el segundo, probablemente lastrado por la prolongada caída del sector industrial alemán y las crecientes tensiones comerciales mundiales. Las importaciones también perdieron impulso, con un crecimiento del 1,5% en el segundo trimestre, frente al 2,5% del primero. Mientras tanto, el sector interior fue el principal motor del crecimiento económico. El consumo privado se aceleró hasta el 1,0% en el 2T (1T: +0,4% intertrimestral a.a.), al beneficiarse los hogares de una menor presión sobre los precios y una corona más fuerte que en el trimestre anterior. Además, el consumo público repuntó un 1,2% en el segundo trimestre (-0,3% intertrimestral en el primer trimestre), mientras que la inversión fija aumentó a un ritmo ligeramente superior, del 0,5% (+0,4% intertrimestral en el primer trimestre).
Nuestro panel espera que el crecimiento secuencial del PIB se acerque al ritmo del segundo trimestre en los próximos trimestres. Sin embargo, en 2025 en su conjunto, el impulso económico debería repuntar y duplicar aproximadamente la tasa de 2024. La bajada de los tipos de interés debería impulsar un repunte de la inversión en capital fijo, mientras que la mayor demanda de la UE probablemente reforzará las exportaciones. Además, el gasto de los consumidores debería acelerarse gracias a un mercado laboral aún tenso. Una economía alemana más débil de lo previsto -el principal socio comercial- constituye un riesgo a la baja.