El PIB registra en el primer trimestre la mayor contracción desde el segundo trimestre de 2020

El PIB se desplomó un 2,7% interanual, desestacionalizado y ajustado por días laborables, en el primer trimestre, empeorando la contracción del 0,4% registrada en el cuarto trimestre del año pasado. La lectura del primer trimestre marcó la caída más pronunciada desde el segundo trimestre de 2020. El deterioro se debió a la debilidad del consumo público y de las exportaciones. A nivel nacional, el deterioro del gasto público frenó el crecimiento global; el gasto público se contrajo un 0,2% en el primer trimestre (cuarto trimestre de 2022: +0,4% interanual). En cambio, el gasto de los hogares cayó a un ritmo más suave del 1,8% interanual en el 1T, frente a una contracción del 2,7% en el 4T. Mientras tanto, el crecimiento de la inversión fija mejoró hasta el 8,0% en el 1T, desde la expansión del 4,2% registrada en el trimestre anterior.

En el frente exterior, las exportaciones de bienes y servicios se desplomaron al ritmo más pronunciado en más de dos años, con una caída del 2,0% en el primer trimestre (4T 2022: +4,4% interanual). Además, las importaciones de bienes y servicios se deterioraron, contrayéndose un 4,7% en el primer trimestre (4T 2022: +7,9% interanual).

En términos intertrimestrales desestacionalizados, la actividad económica cayó un 2,1% en el 1T, frente al descenso del 0,5% del trimestre anterior. La lectura del 1T marcó el mayor descenso desde el 2T 2020.

De cara al futuro, se prevé que la economía repunte en lo que queda de 2023. No obstante, el crecimiento seguirá siendo moderado debido al endurecimiento de las condiciones monetarias, a una inflación por encima del objetivo y a una ralentización en toda la UE que afecta a la demanda interna y a las exportaciones. Dicho esto, las tendencias migratorias positivas y un mayor impulso fiscal amortiguarán en cierta medida la actividad. Nuevos efectos indirectos de la guerra en Ucrania y la volatilidad de los precios europeos de la energía plantean riesgos para las perspectivas. Los analistas del EIU comentaron: «Como aspecto positivo, la economía lituana está más diversificada y es más grande que las de sus vecinos bálticos, y un incipiente sector de servicios financieros y externalización tecnológica seguirá registrando un crecimiento por encima de la tendencia en los próximos años, contrarrestando en parte el débil sentimiento macroeconómico.»