La economía se enfría menos de lo previsto en el primer trimestre

La economía creció un 1,3% interanual en el primer trimestre, tras la expansión del 1,5% del trimestre anterior. La desaceleración se debió a la caída de la inversión fija y de las exportaciones. La inversión en capital fijo se contrajo un 0,6% en el primer trimestre, tras el estancamiento del trimestre anterior, lastrada por un entorno económico incierto, los desequilibrios macroeconómicos, la subida de los tipos de interés y las restricciones a la importación. Por su parte, el gasto de los hogares creció un 6,0% en el primer trimestre (+5,9% interanual en el cuarto), ya que la inflación galopante y las expectativas de una mayor intensificación de las presiones sobre los precios en un contexto de caída del peso estimularon la propensión de los consumidores a gastar una moneda que se deprecia. Por último, el gasto público aumentó un 1,6%, tras contraerse un 2,3% en el cuarto trimestre.

En el frente exterior, las exportaciones de bienes y servicios se desplomaron un 6,0% en el 1T (4T: +8,4% interanual) en medio de una sequía histórica y restricciones cambiarias. Por su parte, las importaciones de bienes y servicios crecieron un 2,9% en el primer trimestre (+0,6% interanual en el cuarto).

Mientras tanto, el PIB creció un 0,7% intertrimestral desestacionalizado en el primer trimestre, recuperándose de la contracción del 1,7% registrada en el cuarto trimestre del año pasado.

En el trimestre actual, las cifras disponibles sugieren que la economía se debilitará. El aumento de la inflación en abril-mayo y las tres subidas adicionales de tipos, sumados a la caída del peso, dibujan un panorama sombrío. Además, las reservas de divisas del país siguieron cayendo en mayo debido a la prolongada sequía que socava las exportaciones agrícolas y a las intervenciones en el mercado de divisas.

En el conjunto de 2023, Argentina será el país más rezagado de la región. La economía se contraerá, golpeada por una inflación desorbitada, unos tipos de interés en alza, un peso que se desploma y unos ahorros agotados. Los vientos en contra a escala mundial y la sequía interna complicarán aún más las cosas. La incertidumbre derivada de las elecciones generales de octubre y el altísimo riesgo de impago de la deuda ensombrecen aún más las perspectivas. Diego W. Pereira y Lucila Barbeito, analistas de JPM, comentan: «Para el segundo semestre, se espera que el PIB aumente en el tercer trimestre, a medida que la producción agrícola se recupere de la sequía. Pero se espera que en el último trimestre del año se produzca otra profunda contracción a medida que la economía comience a procesar un ajuste tardío y, por tanto, costoso.»