Kazajstán: La economía registra en el primer trimestre el mejor dato en más de una década
La economía se recuperó a principios de 2025, con un crecimiento del 5,6% en el primer trimestre, el mejor desde 2012. El resultado del primer trimestre supuso una mejora respecto al aumento del 4,8% de 2024 y superó con creces la media decenal prepandémica del 4,5%.
Desde el punto de vista de la producción, el repunte estuvo encabezado por una expansión del 6,6% en el sector industrial en el primer trimestre (2024: +2,8%). Kazajstán redobló sus esfuerzos para aumentar la producción de hidrocarburos -a pesar de la presión de la OPEP+ para reducir la producción de crudo a la cuota-, alcanzando máximos históricos consecutivos en febrero y marzo e impulsando un aumento más rápido de la minería y la explotación de canteras. El aumento de la producción manufacturera y de la construcción, que compensó el descenso del suministro de agua y energía, dio un nuevo impulso a la economía. En el resto de la economía, el panorama fue menos optimista: las olas de calor mermaron el rendimiento de las cosechas, y el menor crecimiento de los salarios reales y las subidas de los tipos de interés afectaron al crecimiento del comercio interior, restando valor a la lectura general. Con todo, la aceleración de los sectores de la hostelería y el transporte frenó la ralentización del sector servicios.
Nuestros panelistas prevén que la economía se acelere por cuarto trimestre consecutivo en el segundo trimestre, pero que el impulso se desacelere en el tercer trimestre y caiga por debajo de la tendencia a finales de 2025. En consecuencia, nuestro consenso es que el crecimiento global en 2025 aumente con respecto a 2024, beneficiándose del estímulo fiscal y de unas exportaciones más fuertes en medio de una mayor producción de petróleo y gas. La presión de la OPEP+ sobre Kazajstán para que reduzca su producción de petróleo -que actualmente supera su cuota- y la creciente incertidumbre económica mundial, que afecta a la demanda externa y a los precios de los hidrocarburos, son riesgos a la baja, mientras que las conversaciones de paz regionales son clave para el seguimiento.